30 marzo 2014

A mi amiga Conchita


Hablar de aquella paz. Hablar de un tiempo
de sueños de niñez y de ilusiones...
Hablar de cuando nuestros corazones
juntos vivían la emoción de un cuento.

Crecimos al amparo de unos días
donde el valor de la amistad pesaba
y la palabra LEALTAD tenía
cotas de solidez que la marcaba.

Supimos compartir los sentimientos,
saborear primeras sensaciones.
Arrobarnos en místicos momentos
descubriendo la dicha de ser jóvenes.

El tiempo transcurrió, y en nuestras vidas,
se han escrito mil páginas colmadas,
pero el dulce recuerdo de esos días,
en el fondo del alma están guardadas.

Hay algo en la amistad, amiga mía,
que el tiempo y la distancia no lo agosta...
Hagamos del recuerdo una armonía,
y cubrámoslo de pétalos de rosas.

María Ángeles Morera Serrano