se esconden mil hambres.
Hambre de caricias
de abrazos amantes.
Hambre de ilusiones
que podrían darte
momentos sublimes
horas imborrables.
Tengo hambre de besos,
tiernos y suaves,
que apenas te rozan
como si volasen
y dejan el alma
flotando en el aire.
Tengo hambre de estíos lejanos,
recuerdos amables,
tan fuertes e intensos
que nunca olvidaste
Con perfumes de nardos que embriagan
y risas sonoras que excitan y atraen.
Todo esta en lo hondo de mi pensamiento
latente en el tiempo, otrora pujante.
Ahora ya no siento esas fantasías
siento los silencios que no llena nadie,
y se abren mis labios hambrientos y ansiosos
de palabras, que surcan el aire,
y corro al oírlas para que no escapen,
- No hay nadie - me digo, -nadie, nadie, nadie,
fugaz la ilusión, se esfumó al instante.
Como duele el espeso silencio,
nuevamente hay hambre.
Nunca, ni en mil vidas
habrá quien los sacie,
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