25 noviembre 2015

Historia de Pepote


Era Pepote un zagal
robustote y bonachón,
que a cuestas con su zurrón
marchaba hasta el Zigarral.

Seguíale hermoso can
y no era de extraño ver
que a la hora de comer
partiera con él su pan.

Y es que Pepote tenía
un gran cariño al perrazo
y siempre se les veía
desde que apuntaba el día,
triscando por el ribazo.

Y así, cantando el zagal,
ladrando el perro tras él 
juntos niño y animal,
sentíanse por igual
unidos en el querer.

Era pastor y gustaba 
de llevar al Zigarral
al rebaño que cuidaba,
 mientras el can vigilaba,
el zagalillo soñaba
recostado en un nogal.

Cuentan que un día el zagal
en un pantano cayó,
y el perro, pobre animal
con coraje y con ternura
con sus dientes lo arrancó
de aquella muerte segura.

Nunca al colegio accedió,

huérfano desde pequeño,
jamás tuvo ningún dueño,
la vida es quien le enseñó

Y así, vivían contentos
asumiendo su pobreza,
no les importaba el tiempo,
el monte era su elemento,
su bien, la naturaleza.

Cuando en la noche asomaba 
su blanca cara la luna,
al pobre hogar regresaban,
poco a la vida pedían
con poco se conformaban.

Una mañana dichosa,
se le abrió el cielo al zagal,
un ángel en forma humana 
de hermosura soberana,
de dulzura sin igual.

Se le acercó sonriente,

y el corazón se paró.
Su voz de cristal turbada
le envolvió con la mirada
y tímidamente habló:

No sé por dónde he venido,
ni sé exacto donde voy.
Me he perdido de mi gente,
¿serías tan indulgente
de indicarme dónde estoy?

Se entrelazaron sus ojos,
fuego entre ellos pasó,
un amor tierno y hermoso
brotó, brotó, generoso
y a los dos los envolvió.

Fue un chispazo. Fue fugaz...
Todo en la vida es así.
Sólo un instante el rapaz,
se sintió fuerte y audaz 
y la quiso para sí.

Mas se impuso la razón,
que es la mejor compañera:
Da un portazo al corazón,
y olvida, que esta ilusión, 
sólo será una quimera.

Apretó fuerte los puños, 
y no la quiso mirar...
Te tienes que desviar
por ese largo sendero, le dijo
y con paso muy ligero
se volvió triste a su hogar.

Nunca en el amor cayó...,
es lo que dice la gente.
Solo el perro y el zagal
se van hacia el Zigarral
de la tarde en el poniente.

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