14 septiembre 2014

El Grito de África




¡Gritad dunas!, ¡gritad vientos!
¡Grita, sol abrasador!
¡Vieja arena del desierto,
acalla el triste lamento
de los hijos del dolor!

Muy lejos de su agonía
la tierra libre veía
la angustia ajena pasar,
rotas las carnes y el alma
con esa terrible calma
del hombre triste al andar.

Está la esperanza alerta
por ver abierta la puerta
que lo invita a confiar
y está tendida la mano
de aquél que se siente hermano
dispuesto siempre a ayudar.

Libres de toda codicia
no sospechan la avaricia
del engaño embaucador
y la Arcadia prometida
ha destrozado sus vidas
y ha mermado su valor.

¡Mirad!, ¡mirad la alambrada!
¡Ya cercana está la entrada
que da la felicidad!
Y el vigilante, a la espera:
¡Que nadie se quede afuera!
¡Que alcance la libertad!

María Ángeles Morera Serrano

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