07 octubre 2014

A Ese Ángel Desconocido





Cuando contemplo el mundo en el que habitas,
el vientre de tu madre,
y sabiéndote cerca, aún no puedo
siquiera adivinarte.
Cuando le rezo a Dios por ti pidiendo,
deseando abrazarte,
te estoy diciendo ya cómo te quiero,
cuánto gozo tan solo con soñarte,
cómo estoy deseando con mis cantos
dormirte y arrullarte,
besar tu linda piel con tiernos besos
y en mi pecho acunarte.



A MI NIETA MARTA

Como una flor abriéndose a la vida
te has metido en la mía en un instante
perfumando de olor a enredadera
mi corazón amante.

Como un amanecer, una alborada
sonrosada y brillante
has llenado de luz todos mis días,
me has hecho tan feliz que el no abrazarte
es para mi un tormento que no quiero
ni puedo imaginarme.

Tu presencia adorada abre a mis ojos,
caminos de ternura inenarrables.
No dejes de quererme, que la noche
de mi vida se haría insoportable.

 
María Ángeles Morera Serrano

No hay comentarios:

Publicar un comentario