24 octubre 2014

¿Por Qué?



¿Qué se ha hecho de mi infancia, madre
en dónde la guardas?
Que me siento vacía de besos,
y llena de nada.
Y mi cuarto has dejado sin cantos
y sola mi cama.

Ya no creo en los Magos de Oriente
ni creo en las hadas,
que están llenos mis sueños de noches
de ausencias y lágrimas.
¿Qué se ha hecho de mi infancia, madre,
que está tan lejana?

He crecido de pronto por dentro,
y en mi madrugada,
se ha cernido de nubes el cielo,
se ha cubierto de lluvia mi alma.

Dices, que es la vida...
dices que eso pasa,
pero yo me he sentido de golpe
rota en mil pedazos.
Mi  ilusión, mi niñez, mi esperanza.

Mis ojos abiertos
fijos en la nada,
columpiando por dentro deseos
de adentrarlos de ti en la mirada,
te buscan hambrientos
para luego cerrarlos con rabia.

No me sirven tus pobres razones,
¡no me digas nada!
Sólo dime qué fue de mi risa,
que se apagó, madre, en mi una mañana.



                                                María Ángeles Morera Serrano

22 octubre 2014

Fantasia



Alma de mariposa,
espíritu fugaz,
que encerrarte no puedes
en cárcel de cadenas.
Y en tu volar incierto
vas de la oscuridad
al luminoso imperio
de la bella quimera

Quieres de fantasía
un lugar construir
en el cual solo quepan
ilusiones doradas,
y sacudir el lastre
que agarrota tus alas
para que más ligera
puedas rauda subir.

Vuela, vuela, que altura
es propicia a dejar,
la loca fantasía
expandirse en ensueños...
Rompe ya ligaduras
y no tengas más dueño
que al cielo por morada,
por alimento amar.


María Ángeles Morera Serrano

21 octubre 2014

Arrepentido




Cómo te añoro amor, cómo te añoro.
Si en mi camino hoy pudiera hallarte,
qué fácil para mí fuera adorarte,
sin confundir el oropel del oro.

Pasaste junto a mí, y en mi ceguera
no supe ver en ti la compañera
que el dedo del destino señalaba,
y te dejé partir sin que advirtiera
que, con mano certera,
a mi propio destino apuñalaba.

En vano te he llamado en mi deseo.
En vano te he buscado.
Si aunque indigno algún tiempo me has amado
con cariño sincero,
¿podrás alguna vez mi indiferencia
perdonar compasiva?

Y a lo que destruí en mi demencia,
¿podrás de nuevo darle eterna vida?


María Ángeles Morera Serrano


17 octubre 2014

El Mendigo de la Iglesia



El muro gris lo envuelve.
Se confunde su cuerpo con la piedra.
No sé si está dormido, si medita...
Tampoco sé si reza.
Tan solo sé que semeja amasado
su cuerpo con la piedra.

Hermético, encerrado en su mutismo,
sus ojos no desvelan lo que ven,
si es que ven, cuando a su lado,
un mítico fervor se representa.
Más de una vez, hermano, en tu silencio
yo me he sentido enferma.

No le he visto pedir,
quizá su mano no quiere estar abierta,
y en estático gesto permanece
cansada de la espera,
que se tendió mil veces, y mil fueron
negativas respuestas.

Vestido de silencio, encallecido,
su soledad sangrante
es algo que te escuece muy adentro.
Es respuesta apremiante,
eminente juicio,
decisiones tajantes.
Es voz que te interpela en lo más hondo,
hiriéndote la carne.

Pero él sigue allí, indiferente,
sereno en su pobreza,
seguro en el lugar que lo cobija,
(quizá sabe muy bien la preferencia
del Dueño del lugar),
quizás que piensa
que son más pobres los que le rodean.

Solo sé que mirando esa figura,
en la penumbra, diluida en ella,
apoyada en el muro, silenciosa,
sin saber si medita, duerme o reza,
he sentido vergüenza en lo profundo,
me he sentido raquítica y pequeña.


María Ángeles Morera Serrano


10 octubre 2014

La Calle (Canción)


La calle en el verano, desierta por la gente,
me obliga a transitarla con temor.
Deseo con el alma, doblar la esquina y verte,
pero eso es imposible hoy, amor.

Espero en el otoño, volver a reencontrarte,
no puedo concebir que no sea así.
Ayer soñé contigo: solo con recordarte
repito a cada instante, piensa en mi.

Se que la despedida ha sido amarga.
Se que tu no querías, yo tampoco,
pero la vida misma ha conseguido,
rompernos poco a poco.

Ayer perdí tu rumbo, no supe comprenderte,
olvídalo si puedes, piensa en mi.
No existe en mi memoria razón para ofrecerte,
solo sé que me pierdo hoy sin ti.


Mª Ángeles Morera Serrano

07 octubre 2014

A Ese Ángel Desconocido





Cuando contemplo el mundo en el que habitas,
el vientre de tu madre,
y sabiéndote cerca, aún no puedo
siquiera adivinarte.
Cuando le rezo a Dios por ti pidiendo,
deseando abrazarte,
te estoy diciendo ya cómo te quiero,
cuánto gozo tan solo con soñarte,
cómo estoy deseando con mis cantos
dormirte y arrullarte,
besar tu linda piel con tiernos besos
y en mi pecho acunarte.



A MI NIETA MARTA

Como una flor abriéndose a la vida
te has metido en la mía en un instante
perfumando de olor a enredadera
mi corazón amante.

Como un amanecer, una alborada
sonrosada y brillante
has llenado de luz todos mis días,
me has hecho tan feliz que el no abrazarte
es para mi un tormento que no quiero
ni puedo imaginarme.

Tu presencia adorada abre a mis ojos,
caminos de ternura inenarrables.
No dejes de quererme, que la noche
de mi vida se haría insoportable.

 
María Ángeles Morera Serrano