16 agosto 2013

Todo está en el corazón


No a conocer la vida, sino a amarla,
viniste al mundo; del amor naciste;
si es bella y es mujer, ¿quien a gozarla,
varón, mozo y poeta, se resiste?

Goza, como los niños y las aves,
del blando seno y el caliente nido;
no te apures jamás, porque no sabes
de donde vienes y por qué has venido.

Amor lo es todo, conocer no es nada:
¿quien la razón de la razón conoce?
Deleitate en los brazos de tu amada
sin descender al fondo de tu goce.

Huye del triste, apártate del sabio,
de aquel que estruja la razón y el seso;
no se hizo la miel para su labio
ni su labio se hizo para el beso

Nunca la duda el corazón te enfríe;
marchita su ilusión quien la razona:
No escudriñes el bien; goza y sonrie;
No te asombres del mal; ama y perdona.

No esquives los suavísimos regazos
del amor y la fé: ponte de hinojos,
que aquí está la verdad; tiende tus brazos,
abre tu corazón cierra tus ojos.

Huye de ese mortal desasosiego
que interroga a las sombras del destino,
la vida es ciega y el amor es ciego,
pero nunca equivocan el camino.

Ámalo todo, bebe de las rosas,
como la abeja el zumo y la dulzura,
Entrégate a la gracia de las cosas: 
la vida, como el arte es la ternura.

No deslustres su cándido atavio,
ni levantes la punta de su velo;
¿Qué logras con pensar que está vacío,
que no es cielo ni azúl tu hermoso cielo?

Renueva el corazón a cada hora
y aprende a renacer cada mañana,
como el paisaje al despuntar la aurora,
como el sol que amanece en tu ventana.

Sé artista, sé poeta, sé el espejo
del ancho mundo; aunque despues te roben
los años su esplendor, no serás viejo:
la poesia es el arte de ser joven.

No te atraigan las sombras del abismo
¿qué importa dónde vas, de dónde vienes?
no busques nada fuera de ti mismo:
todo en tu propio corazón lo tienes. 


Ricardo León

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